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Mi historia

Cómo empezó

Tela de Bonita es una senda que surge entre la nieve y el mar. Nació en las montañas nevadas del Pirineo en el año 2011 y como un río fluyó rodeada de gente bonita que aun hoy ilumina el camino.

Ese río desembocó en nuestro Mar Mediterráneo, madurando y tomando forma en la preciosa isla de Menorca, esencia de cada una de nuestras creaciones y esencia del proyecto Tela de Bonita.

Tela de Bonita y yo

Me llamo Julia y soy la persona que está detrás de Tela de Bonita.

Es difícil explicar todo lo que significa para mí mi marca, es un viaje sin principio ni final que ha marcado mi vida y ha supuesto un antes y un después.

Un poquito de historia: he crecido rodeada de máquinas de coser, hilos y alfileres a mi alrededor. Mi abuelita querida, que siempre fue uno de los nortes de mi rumbo y lo será siempre, fue una modista excepcional que pagó los estudios de sus hijos a golpe de pedal de máquina de coser y, además, siempre tuvo un gran espíritu emprendedor, aunque la época y las circunstancias no le dejaran llevar a cabo todas sus ideas. En la infancia no presté especial atención a sus puntadas, para mí era algo normal que me hiciera un vestido o ropa para muñecas, pensaba que era algo normal en cada casa. Pero algo me quedó dentro de los ratos que pasamos, por puro entretenimiento, enseñándome sus puntadas en el patio de la casa que siempre será mi hogar.

A mi otra abuela no la llegué a conocer, pero su legado fue dejar a mi lado a mi tía abuela Pepita, que también era modista, y que me hacía pasar ratos divertidísimos, me cosía disfraces y su cuarto de costura era como entrar en el país de las maravillas.

Siempre he sido viajera y algunas veces un poco nómada, a contracorriente de lo establecido o por lo menos lo opuesto a lo que se supone, pero con un rumbo, sin perderme y marcando mi propio tempo.

Mi brújula me llevó a Menorca y a las montañas en invierno, conocí a gente bonita, que se dedicaba a la artesanía. Siempre me gustó ese mundo, la creación manual, única y auténtica, un lugar donde las ideas crecen salvajes o se cultivan. Y con el apoyo de quienes me rodeaban, un invierno en las montañas con más sol que nieve, decidí probar a crear algo bonito para en verano unirme a la venta artesana. El corazón, o la mente no sé, me devolvió a las agujas, los dedales y las puntadas de mi infancia junto a mi querida abuela.

Ha sido un largo camino de aprendizajes, de empoderamiento, de desarrollo de mis capacidades y de creer en mi misma cuando el mundo exterior no acompaña este ritmo, pero he conseguido estar muchas veces donde quería estar (y otras veces no tanto jeje), y ahora sigo queriendo, como espíritu nómada que soy, estar en muchos más lugares, porque no hay una meta, la meta es que el camino sea feliz y se pueda construir desde el corazón abierto.

Puede que me hayas conocido en mi puesto del mercado en Menorca, o puede ser que me conozcas de otro lugar u otro tiempo, o puede que me hayas encontrado de la mano de alguien o por casualidad, pero para mí todas sois muy importantes. Me gusta atenderos en mi puesto y recordaros lo bonitas que sois. Así que aquí está mi salto al mundo online, que tanto me habéis pedido, y espero que desde aquí también os llegue el calorcito y el corazón que le pongo a Tela de Bonita.

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